Valencia de Alcántara

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¿Es posible darte un baño en un riachuelo cerca de Nidos del Buitre en pleno Agosto? La Fontañera siempre sorprende!

Hoy os vamos a contar cómo refrescar los pies, y el cuerpo si sois osadas/os después de dar un agradable paseo. Vamos allá!

Como siempre, os recomendamos pantalones largos, botas que os cubran bien los tobillos, y agua en abundancia. También es muy recomendable un buen palo o bastones que os ayuden durante el trayecto.

Salimos de Nidos del Buitre y nos encaminamos hacia la izquierda, a la parte alta de La Fontañera. Cruzaremos todo el caserío hasta llegar a la frontera. No os preocupéis si no veis “la frontera”. Un mojón pegado a la casa rural “Salto de Caballo” es todo lo que se necesitan por estos lares para señalar la división administrativa de los dos países. Realmente esa frontera es algo surrealista e inventado hace cientos de años por políticos que nunca pisaron estas tierras. En La Raya los límites los dibujan sus habitantes.

A pocos pasos, a la derecha, veremos una pequeña señal que marca una ruta de contrabando en un camino de piedras bordeado por muros. Lo seguiremos durante quinientos metros aproximadamente. En este tramo de la ruta podremos ver a Marvao orgulloso sobre su atalaya, vigilando todos nuestros pasos. Poned especial cuidado en no resbalaros con la arenilla que a veces se deposita sobre las grandes lanchos que nos sirve de calzada. También podéis aprovechar para haceros fotos. Estos lugares tienen una belleza inaudita basada en la sencillez de una naturaleza desafiante.

Llegaremos a una estrecha carretera, bordeada por pequeños huertos que lindan con un pequeño regato. Cogeremos la carretera a la derecha para iniciar un tramo algo monótono solo roto por algún ciclista o coche. En verano las moras están maduras y podéis degustarlas directamente desde las zarzas, aunque os aconsejamos que las enjuguéis con un poco de agua. En toda la ruta podéis ver las rayas habituales entre los senderistas. Seguidlas, la ruta está muy bien indicada. También podéis descargar nuestra ruta y seguirla con cualquier aplicación que permita importar rutas. Para Android os recomendamos “Mi Ruta” de Daniel Quin.

Después de recorrer aproximadamente un kilometro desde nuestra incorporación a la carretera, veréis un desvío a la izquierda que se adentra en un bosquecillo de alcornoques y piedras. Es importante que sigáis la señalización senderistas para coger la estrecha vereda. Pasareis por el lateral de una hermosa casa donde viven una familia de rasgos centroeuropeos. A lo largo de los años han hecho de su casa una envidiable morada enclavada en un paisaje absolutamente idílico. Como es lógico tienen perros que os pueden ladrar al pasar junto a la casa, pero si seguís vuestro camino sin prestarles atención os dejaran pasados unos metros. Los dueños os saludarán amablemente si os encontráis con ellos.

A unas decenas de metros empezareis a escuchar el sonido del agua entre las rocas. Encontrareis un frondoso paraje donde la penumbra esconde unas grandes piedras en el lecho del agua que permiten sortear el riachuelo con algo de pericia. Si escucháis vuestro PepitoGrillo particular, seguro que os dice “vaya sitio más bonito”. ¡Esperad, aún queda lo mejor!

A pocos metros, después de pasar junto a las ruinas de una casa abandonada, volveréis a escuchar con más fuerza el ruido del agua del Sever. Al llegar a un puente veréis un paraje mágico y hermosísimo. Como sacado de una película, el riachuelo se precipita entre las rocas para modelar una rivera bellísima. Los arboles nos proporcionan una refrescante sombra. Aprovechad para quitaros el calzado y refrescar vuestros pies en las cristalinas aguas. No tengáis prisa, dejad que los sentidos relajen vuestro espíritu y que la fatiga del paseo deje paso a la satisfacción por haber llegado a un lugar tan bello.

Después de descansar, toca deshacer nuestro camino. Seguiremos la carretera hasta Los Galegos. Cruzaremos la pequeña población y cogeremos la estrecha carretera que nos devolverá a La Fontañera después de un kilometro bajo los alcornoques y eucaliptos. Este tramo pica hacia arriba. A la izquierda se dibuja un valle con decenas de casas salpicando sus laderas, y Marvao, como siempre, saludando desde la distancia.

Volveremos a cruzar la frontera y pasamos por el «Salto de Caballo» donde podéis parar a tomar algún refrigerio en su terraza. Desde allí, cuesta abajo hasta Nidos del Buitre.

Desconecta. Siente. Vive.

Portalegre

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Esta entrada ha sido publicada el septiembre 7, 2022.Ha sido archivada debajo:Lugares.