El futbol, diabólico invento de esos flemáticos británicos, consigue que las fronteras desaparezcan. Cuando el azar provoca que las huestes de Cristiano Ronaldo se enfrenten en competiciones internacionales con la selección española, las ventanas y tejados de este minúsculo rincón olvidado por casi todos se pueblan de banderas lusas mayoritariamente. Muy pocas rojigualdas se ven. “¿Estamos en España o Portugal?” preguntará el viajero despistado. La Fontañera es pura Raya, donde las fronteras las marcan sus habitantes, sin importar lo que digan los mapas o los acuerdos internacionales.